jueves, 25 de junio de 2015

Módulo 7 -  Lo colaborativo en la clase comunicativa

La diferencia entre motivación intrínseca y extrínseca es que la primera se refiere a hacer algo porque es interesante de manera inherente, o disfrutable, mientras la segunda se refiere a hacer algo porque conduce a un resultado tangible.
Según la investigación, las personas a las que se les ofrece un premio están menos dispuestos a explorar ideas, pensar de manera creativa o correr riesgos, de consecuencia tienden a escoger la tarea más fácil posible. Al contrario, en ausencia de recompensas, las personas se inclinan a elegir tareas que están más allá de sus niveles reales de competencia, porque se mueven a actuar por la diversión o el reto que implica más que por competir con los demás, o por presiones o recompensas.
Jerome Bruner describe la disposición a aprender como algo intrínseco, algo que nos sirve como estímulo y recompensa  a la vez. Mientras esa disposición a aprender es algo innato, la escuela normalmente contribuye a que falle la captación de esa energía natural que sustenta el aprendizaje espontáneo.
Por eso es necesario crear un ambiente de aprendizaje activo que motive de manera intrínseca a nuestros alumnos. En particular el aprendizaje de cualquier lengua es una experiencia individual altamente dependiente de la interacción con otros. Por eso en el diseño de una clase hay que tener en consideración la percepción que el alumno tiene de sí mismo, su interacción, sus resultados, su comportamiento y el logro de los objetivos, mediante la construcción de un sentido de pertenencia, que facilita la comunicación y la colaboración y estimula oportunidades de aprendizaje activo, que a su vez proporciona la base social que da lugar a la motivación intrínseca.
Por el contrario podemos fácilmente comprender cómo la estigmatización social tenga un impacto fuertemente negativo sobre todo en los adolescentes, dado que la influencia social juega un papel determinante en la construcción de su identidad, y por consecuencia en la motivación.
Un entorno bien diseñado que facilita lo colaborativo, lo comunicativo y el aprendizaje activo crea un sentido de confianza, seguridad y amistad. Cada alumno aprende a comunicar y compartir con sus compañeros, sintiéndose parte esencial de un grupo, de una comunidad de aprendizaje.
En este escenario el profesor tiene el papel de facilitador del aprendizaje, que ofrece a sus alumnos la oportunidad de practicar en grupo una habilidad antes de actuarla él solo. De esta manera cada alumno tienen la posibilidad de preguntar y responder en el grupo, mientras los más débiles se implican, realizan la práctica y, cuando se les requiere, están mucho más preparados para actuar, o sea que, cuando el profesor les pregunta, todos tendrán la confianza para responder porque ya han practicado.
Además, la práctica antes de la actuación desempeña otro papel, porque al momento de responder, la responsabilidad de la respuesta no es solo de quien está respondiendo en ese momento, sino de todo el grupo, los eventuales errores pertenecen al trabajo entre compañeros en el grupo, no son individuales y dejan de ser un problema. Finalmente, a través de la práctica antes de la actuación, los alumnos esperan poder preguntar y recibir información para compartir con los demás. Cuando los alumnos se acostumbran a superar los retos satisfactoriamente, su motivación llega a ser intrínseca. 
El profesor facilitador del aprendizaje crea actividades que pueden desarrollarse  una tras otra, incluyendo diferentes habilidades y tratando el mismo tema de diferentes puntos de vista. Al mismo tiempo organiza la clase en grupos, cambiando la disposición de los pupitres, para facilitar la colaboración y la comunicación, y para asegurar la tutoría y el apoyo entre compañeros (peer tutoring).
Inevitablemente a este punto los alumnos más preparados de dan cuenta de que están con alumnos que lo están menos. La respuesta de profesor les ayuda a comprender que la mejor manera de aprender y retener la información es enseñar a otros, obteniendo un conocimiento mucho mayor y los compañeros un nivel mejor de aprendizaje gracias a ellos. A menudo, después de trabajar de forma colaborativa, los alumnos más preparados cuentan con orgullo los progresos de sus compañeros. Los colaboradores aumentan su autoestima y eso estimula la motivación intrínseca.
El la clase colaborativa y comunicativa, el profesor que crea diferentes actividades de aprendizaje activo centradas en el alumno tiene menos problemas conductuales. Debido a la implicación de los alumnos, el profesor dispone de tiempo para pasear por el aula, entre los alumnos, de avaluar, apoyar, animar y preparar el siguiente paso. Una vez formados como estudiantes colaborativos, conlleva poco esfuerzo ampliar una actividad, ¡incluso cuando en algunos momentos los medios tecnológicos que utilizamos dejan de funcionar!

Según la encuesta Gallup, al pensar sobre su vida en una escala de 0-10, donde 0 sería la peor vida posible y 10 la mejor, los profesores dieron una calificación mucho más alta a sus vidas que las que obtuvieron las otras profesiones encuestadas, excepto los médicos, porque “emplean todas sus fuerzas y hacen las cosas lo mejor que saben” en su trabajo, cada día. ¿Por qué no puede ser lo mismo para nuestros alumnos?

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