jueves, 25 de junio de 2015

Módulo 6 – Tareas gramaticales: reflexión y prácticas en un enfoque comunicativo experiencial

A pesar de que, para mantener el enfoque en la comunicación, parece imprescindible que el alumno aprenda la gramática indirectamente a través de la exposición a la segunda lengua, numerosos trabajos de investigación confirman la superioridad en el rendimiento de los aprendices que reciben instrucción gramatical de manera directa.
Es indudable que para aprender algo en una lengua, es necesario haberlo apercibido, y en este proceso un papel muy importante lo tiene la atención, que ayuda al aprendiz a fijar ese elemento nuevo en la representación mental que él tiene de la lengua. Además es muy difícil apercibir cierto elementos lingüísticos por ser poco conocidos, y, como estos elementos no comprometen la comprensión y la comunicación, corren el riesgo de pasar desapercibidos por el aprendiz.
Entonces es recomendable un tratamiento más explícito de la gramática. Una manera sería practicar las estructuras como elemento esencial para completar una tarea o actividad comunicativa. Este tipo de práctica, conocida como task-essential practice ayuda a despertar el nivel de apercepción, siempre y cuando el aprendiz esté motivado a completar la actividad. Aprendiendo de manera inductiva, el aprendiz infiere las reglas gramaticales y al mismo tiempo se mantiene el enfoque en la comunicación sin la necesidad para el profesor de proveer esas reglas de manera explícita.
Sin embargo, cuando las estructuras gramaticales son más complejas, la provisión de las reglas gramaticales resulta más beneficiosa que la task-essential practice.
Es importante destacar que la gramática que enseñamos debe ser funcional, es decir, que nuestra primera motivación debe ser conocer qué aspectos frecuentes y necesarios de la lengua no aprenderían si no se los enseñamos. Además deberíamos priorizar aquellas estructuras que los alumnos no sean capaces de aprender sin nuestra ayuda, o sea estructuras regidas por reglas categóricas y claras. Por eso la primera cosa de tener en cuenta es recordar siempre de aplicar nuestro sentido común.
Hay que tener en cuenta por una parte que el alumno no va a comprender, recordar y aplicar una regla simplemente porque el profesor se la explicó. Solo la práctica extensiva y variada puede ayudar a adquirir la habilidad de comunicar en una segunda lengua.
Por otra parte, no se puede practicar lo que todavía no se ha aprendido, por tanto, antes de comenzar a corregir errores tenemos que asegurarnos que el alumno tiene un conocimiento de cómo funciona el elemento lingüístico sobre el que hemos hecho la corrección.
En la corrección de errores debemos dar prioridad a los elementos de gramática más funcionales y frecuentes, asimismo tenemos que corregir los errores más perjudiciales para la comunicación, que tengan mayor probabilidad de repetirse, y cuya corrección comprometa en la menor  medida posible la interacción y la comprensión por parte del alumno.
La relación entre alumno y profesor se puede comparar con la del atleta y su entrenador. Por eso el profesor debe tener en consideración sus características, en particular su aptitud lingüística, así, los alumnos más fuertes necesitarán menos explicación previa, al contrario de los más débiles, mientras en el momento de la corrección de errores, la explicación explícita solo será útil para los alumnos más capaces.
A propósito de encender y mantener la motivación en nuestros alumnos, en el módulo 3, la profesora M.C. Fonseca Mora  indicaba como uno de los puntos clave  de tener en consideración propio la aptitud lingüística, o sea las habilidades requeridas para comunicar en un idioma, la habilidad auditiva, la habilidad lingüística y la memoria verbal, en particular afirmaba que el profesor puede mejorar en su alumnado la memoria verbal y la habilidad auditiva a través de actividades diseñadas para ese objetivo.
Por último, me parece muy importante, a la hora de introducir una nueva regla gramatical, tener en cuenta sobre todo dos factores: el primero es partir de la comparación entre la lengua materna y la segunda lengua, que en este caso es el español. Partiendo de las similitudes y las diferencias entre una y otra, el aprendiz se forma una estructura lingüística que lo ayuda a reforzar esa regla que está aprendiendo. Claro está que si tiene lagunas o dudas en la lengua materna, tendrá más problemas, pero puede ser esta también una manera para tomar mayor conciencia de las estructuras gramaticales de su propia lengua. Se puede comparar la lengua extranjera, en este caso el español, además que con la lengua materna, también con otras lenguas extranjeras que los estudiantes estén aprendiendo o que ya conocen. La comparación o el contraste con otras lenguas extranjeras, además de incentivar la reflexión, incrementa la motivación de los estudiantes, da un sentido a su aprendizaje al ver las conexiones o las diferencias que hay entre las lenguas. 

El otro elemento que me parece imprescindible es la manera de explicar la regla. A mi parecer un buen docente tiene que dar una explicación clara, añadiendo esquemas, ejemplos, ejercicios, hasta que la regla no quede bien asimilada por el aprendiz. Es importante también una gradualidad en la explicación, agregar más información poco a poco, para no confundir con demasiados imputs. El objetivo es ayudar a los alumnos a reflexionar sobre los mecanismos de la lengua, hasta que el proceso se convierta en algo automático. Todo esto nos lleva al hecho de que para enseñar la gramática se necesita tiempo y adaptarse a los ritmos de aprendizaje de los alumnos.

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