jueves, 25 de junio de 2015

Antes de empezar…


 …pensaba que era una profesora “moderna” solo porque sé utilizar el ordenador, internet y las redes sociales (y en realidad muchos de mis compañeros piensan así y me piden ayuda cuando se les bloquea internet o no saben en qué icono clicar para abrir una tal página del libro de escolaridad electrónico) y eso solo porque estoy en Facebook, incluso había creado un grupo para mis estudiantes de español de mi instituto, este año había empezado a usar Whatsapp y creado grupos, uno para cada clase que tengo. En cambio el primer desafío al empezar este curso fue abrir una cuenta en Twitter y convertirme en profesor tuitero. ¡Y eso era solo el principio!


Llevo solo 5 años como profesora de español en un instituto secundario de Italia, antes era una maestra de primaria. Ha sido en esos años de enseñanza en la primaria que me he apasionado a este trabajo, sobre todo a la relación con los alumnos, a la didáctica, al proceso de enseñanza-aprendizaje, a los métodos y las estrategias. En suma a todo lo que me podía servir para ayudar a mis alumnos a aprender con éxito. 

Cuando pasé a ser profesora, me pareció en un primer momento que todo lo que había aprendido y actuado con los niños no se pudiese aplicar a la enseñanza a chicos mayores. Estuve desanimada, pero muy pronto empecé a ponerme al día, así que empecé a comprar libros para profesores de ELE y a disfrutar de la mar de sitios y de blogs didácticos existentes en la red. Pero, como leí una vez, buscar información en internet es como querer contener una cascada de agua en un dedal, el resultado era que a menudo me sentía despistada por la cantidad descomunal de actividades o sugerencias de actividades por llevar al aula.

Hasta que un día de noviembre me enteré del PDP y me pareció una oportunidad maravillosa para sacar provecho de la experiencia de expertos en el campo de la didáctica, y aún más la posibilidad de compartir experiencias e ideas con compañeros de todo el mundo.
Por una parte lo que me ha enseñado el PDP es que sí tengo muchas herramientas a disposición ¡hasta demasiadas al punto de correr el riesgo de ser sumergida por esas!, pero que el piloto soy yo, o sea que es importante el momento de la planificación de las clases y que no puedo delegar a otras personas, por expertas que sean, mi trabajo, ni puedo delegar al libro de texto, ni al curriculum, lo que tengo que hacer, porque soy yo que materialmente entro en el aula e interacciono con mis alumnos. Esta toma de conciencia de mi trabajo ha sido fundamental para mí.
Tomo prestadas las palabras de Dörnyei y Murphey (2003) que dicen que a veces olvidamos lo importante por atender a lo urgente. Realizar un programa de contenidos puede llegar a ser urgente, pero crear las condiciones para que el aprendizaje sea duradero, intenso y eficaz es importante.  
Por otra parte he comprendido que tengo que involucrarme más para que se involucren mis alumnos, y esto puede significar hablar de mí, dejarme ir, jugar con ellos, divertirme yo también, transmitir mi pasión por el español a través de lo que soy como persona.
Todo lo que he aprendido a lo largo de estos meses me ha enriquecido como profesora y como persona, y por eso me sale solo una palabra del corazón:


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